t1Ped. 1:1
bd2Cor. 11:25; 1Tes. 2:2

Acts 16

Capítulo 16

Pablo escoge a Timoteo

1Pablo llegó también a Derbe y a Listra a. Y estaba allí cierto discípulo llamado Timoteo b, hijo de una mujer judía creyente c, pero de padre griego, 2del cual hablaban elogiosamente los hermanos d que estaban en Listra e y en Iconio f. 3Pablo quiso que este fuera
Lit. saliera.
con él, y lo tomó y lo circuncidó h por causa de los judíos que había en aquellas regiones, porque todos sabían que su padre era griego.

4Según pasaban por las ciudades, entregaban los acuerdos i tomados por los apóstoles y los ancianos j que estaban en Jerusalén, para que los observaran. 5Así que las iglesias k eran confirmadas en la fe
O en fe.
, y diariamente crecían en número m.

Visión de Pablo del hombre macedonio

6Pasaron por la región de Frigia n y Galacia
O Frigia y la región de Galacia.
,
p, habiendo sido impedidos por el Espíritu Santo de hablar la palabra en Asia
I.e. provincia occidental de Asia Menor.
,
r.
7Cuando llegaron a Misia s, intentaron ir a Bitinia t, pero el Espíritu de Jesús u no se lo permitió. 8Entonces pasando por Misia v, descendieron a Troas w.

9Por la noche se le mostró a Pablo una visión x: un hombre de Macedonia estaba de pie, suplicándole: «Pasa a Macedonia y y ayúdanos». 10Cuando tuvo
Lit. vio.
la visión aa, enseguida procuramos ab ir a
Lit. salir para.
Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para anunciarles el evangelio ad.

Conversión de Lidia

11Así que
Algunos mss. antiguos dicen: Y.
, saliendo de Troas af, navegamos con rumbo directo ag a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis.
12De allí fuimos a Filipos ah, que es una ciudad principal de la provincia de Macedonia ai, una colonia romana aj; en esta ciudad nos quedamos por varios días.

13El día de reposo ak salimos fuera de la puerta, a la orilla de un río, donde pensábamos que habría un lugar de oración. Nos sentamos y comenzamos a hablar a las mujeres que se habían reunido. 14Y estaba escuchando cierta mujer llamada Lidia, de la ciudad de Tiatira al, vendedora de telas de púrpura, que adoraba a Dios am; y el Señor abrió su corazón
Lit. cuyo corazón el Señor abrió.
,
ao para que recibiera lo que Pablo decía.
15Cuando ella y su familia
Lit. casa.
,
aq se bautizaron, nos rogó: «Si juzgan que soy fiel al Señor, vengan a mi casa y quédense en ella». Y nos persuadió a ir.

Conversión de la muchacha adivina

16Mientras íbamos al lugar de oración ar, nos salió al encuentro una muchacha esclava que tenía espíritu de adivinación as, la cual daba grandes ganancias a sus amos, adivinando. 17Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, gritaba: «Estos hombres son siervos del Dios Altísimo at, quienes les proclaman el
Lit. un.
camino de salvación».

18Esto lo hacía por muchos días; pero desagradando esto a Pablo, se volvió y dijo al espíritu: «¡Te ordeno, en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella!». Y el espíritu salió en aquel mismo momento
Lit. aquella misma hora.
,
aw.

19Pero cuando sus amos vieron que se les había ido
Lit. que había salido.
la esperanza de ganancia para ellos ay, prendieron a Pablo y a Silas az, y los arrastraron hasta la plaza, ante las autoridades ba.
20Después de haberlos presentado a los magistrados superiores, dijeron: «Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 21y proclaman costumbres que no nos es lícito aceptar ni observar bb, puesto que somos romanos bc». 22La multitud se levantó a una contra ellos, y los magistrados superiores, rasgándoles sus ropas, ordenaron que los azotaran con varas bd. 23Después de darles muchos azotes, los echaron en la cárcel, ordenando al carcelero be que los guardara con seguridad; 24el cual, habiendo recibido esa orden, los echó en el calabozo interior y les aseguró los pies en el cepo bf.

Conversión del carcelero

25Como a medianoche, Pablo y Silas bg oraban y cantaban bh himnos a Dios, y los presos los escuchaban. 26De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos bi. Al instante se abrieron todas las puertas bj y las cadenas de todos se soltaron bk. 27Al despertar el carcelero bl y ver abiertas todas las puertas de la cárcel, sacó su espada y se iba a matar bm, creyendo que los prisioneros se habían escapado. 28Pero Pablo clamó a gran voz, diciendo: «No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí».

29Entonces él pidió luz y se precipitó adentro, y temblando, se postró ante Pablo y Silas bn, 30y después de sacarlos, dijo: «Señores, ¿qué debo hacer bo para ser salvo?». 31Ellos respondieron: «Cree en el Señor Jesús, y serás salvo bp, tú y toda tu casa bq».

32Y le hablaron la palabra del Señor
Algunos mss. antiguos dicen: de Dios.
a él y a todos los que estaban en su casa.
33El carcelero los tomó en aquella misma hora de la noche bs y les lavó las heridas, y enseguida fue bautizado con todos los suyos. 34Llevándolos a su hogar, les dio de comer
Lit. les puso la mesa.
, y se regocijó grandemente por haber creído en Dios con todos los suyos
O con toda su familia.
,
bv.

Vindicación de Pablo y Silas

35Cuando se hizo de día, los magistrados superiores enviaron a sus oficiales, diciendo: «Suelta a esos hombres». 36El carcelero bw comunicó a Pablo estas palabras, diciendo: «Los magistrados superiores han dado orden de que les suelte. Así que, salgan ahora y vayan en paz bx». 37Pero Pablo les dijo: «Aunque somos ciudadanos
Lit. hombres.
romanos bz, nos han azotado públicamente sin hacernos juicio y nos han echado a la cárcel; ¿y ahora nos sueltan en secreto? ¡De ninguna manera! Que ellos mismos vengan a sacarnos».

38Los oficiales informaron esto a los magistrados superiores, y al saber que eran ciudadanos romanos, tuvieron temor ca. 39Entonces vinieron y les suplicaron, y después de sacarlos, les rogaban que salieran de la ciudad cb. 40Cuando salieron de la cárcel, fueron a casa de Lidia cc, y al ver a los hermanos cd, los consolaron
O los exhortaron.
y se fueron.
Copyright information for NBLA